miércoles, 17 de junio de 2015

Una sonrisa fastidiosamente agradable

Aquel Domingo fue uno de esos en los que tuve que regresar a la rutina, volver a casa después de la escapada hacia la tranquilidad plena del campo, un lugar de clima fresco por las noches y ardiente por las tardes.
Así es el hogar de mi abuela...

Ese Domingo, inesperadamente recibí esa llamada que esperaba y no pensé contestaría tan pronto.
Escuché el celular vibrar, mucho antes de que pudiera notar el sonido del ringtone. Aquel zumbido, me hacía guardar cada vez más la esperanza de que fueras tú. ¿¡Quién más podría ser!?
Terminaba de jugar una partida de ''parché'' con mi hermana menor en ese momento. Vi tu nombre en la pantalla del aparato, me sorprendí, pero por alguna razón mi cuerpo quería aparentar lo opuesto. Agarre el móvil y salí con cierto nerviosismo a contestar tu llamada al balcón.

Levanté el teléfono. El tono de mi voz era una mezcla de excitación, frescura y amabilidad que, meramente no combinaban para nada. Actuaba normal, o al menos eso intentaba. Fingía naturalidad y que no me afectara su voz, esa que me volvía y sigue volviéndome loca.

Continuará...

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